miércoles, 29 de julio de 2009

Bienvenida al Galenotl!! y su espacio cultural pro-borrachos


Es sabido que la enorme ciudad de México tiene innumerables rostros, cambia y se transforma en cada calle, barrio o plaza, y que un inmenso juego de espejos multiplica su lenguaje, su comida, sus costumbres, de ahí que no cause sorpresa que sus establecimientos sean al igual que sus habitantes tan variados como los nombres que los adornan.
¿Qué no se vende o se compra en la ciudad? Desde navajas para pelea de gallos, cerca de la Central de Abasto hasta objetos mil en Tepito, o sitios donde se reparan guitarras o máquinas de escribir hasta los expendios de hechicería. Y dentro de todo este universo de compra venta, se encuentran espacios dedicados a la satisfacción del estómago, como taquerías, loncherías, cantinas piqueras y pulquerías.
No se trata aquí de conformar un mapa de la ingestión, --que bueno sería-- sino de recordar algunos de los nombres con que han sido bautizados estos sacros lugares de animación espiritual y que demuestran el grado de inventiva que poseen los capitalinos, por eso no debe de extrañar los nombres de ciertos recintos donde se vendía el pulque, y se dice en pasado porque al parecer ahora, el llamado Pub azteca ha sido cambiado por discotecas, bares gringos y cantinas remilgosas donde a la manera yanqui existe en cada rincón o esquina un aparato de televisión que comanda la atención de los parroquianos como si fuera un candado a las antiguas y sabrosas conversaciones.

Las pulquerías al parecer han perdido la batalla. Los permisos y los costos, aparejado esto a la falta de consumidores, ha colocado en estos recintos la etiqueta de: en peligro de extinción. El despacho llamado Para Damas es estrecho y sin comodidades. Los hombres prefieren otros lugares. Poco se practica el juego del rentoy, y las tripas fritas ya no se venden en las puertas. La historia de las pulquerías es vieja y quizá olorosa. Se sabe que fue el lugar preferido de muchos mexicanos y que de las haciendas pulqueras, al mismo tiempo que forjaban títulos nobiliarios, también mandaban miles de litros de pulque. Ahora, la fama de las pulquerías ha quedado en el recuerdo, pero por fortuna, aunque sea, sus nombres nos siguen marcando sus pasados gloriosos.
Por el rumbo de la Villa había un par de pulcatas cuya existencia era paralela, indisoluble, pues una se llamaba El Huevo de Colón, y la otra, la de enfrente, tenía un lapidario y corto nombre: El Otro. Existe aún un expendio de pulques finos, como decían los clásicos, ubicado en plena colonia del Valle, su nombre: La Gran Mona. Pero existieron La Hija de los Apaches. El Gorjeo de las Gargantas. La Gallina de los Huevos de Oro. La Preponderancia de la Tambora. Los Recuerdos del Porvenir. Has Por Venir. Las Glorias de Nixon. Los Cosacos Rusos. Y otra que por fortuna aún existe, allá por el Canal de la Viga, en pleno Iztacalco, llamada Los Hombres Sin Miedo, en honor del fundador de la dinastía torera de los Silveti, el abuelo Juan, a quien le apodaban Juan sin Miedo.
Si de arte de Cúchares se trata, del arte taurino, que no del toreo pues así se le llama a los expendios clandestinos de pulque, ahí estuvieron Las Glorias de Gaona, Los Triunfos de Silverio, Las Faenas de Armilla, La Estocada de la Tarde, El Trincherazo, El Quinto Toro, o la Ultima Revolera.
Nombres de pulcatas hay tantos como la misma imaginación, sin olvidar establecimientos de otro giro, como la lonchería llamada La Fonda Chiquita que parecía restaurante. Cantinas como: Mi Oficina. La Guadalupana. La Católica. Bar son. Bar sito. La Ultima y Nos Vamos, que como todos saben, es una de las varias mentiras del mexicano. Y taquerías como: Nadie como Nacho, quizá en recuerdo de la rumana olímpica. O aquella que se llamaba El Foco al Aire, en lugar del Focolare. El Tacómetro, es otro expendio de tacos, o La Catedral del Taco. O esa piquera con nombre lapidario: La Carga de los Prusianos. O el Club Hueverson. O esa otra: Doctor del Día Siguiente, o esa de título sincero: El Marcavaso.
Hoy en día los nombres en inglés golpean la imaginación. Ya no existe el talento para nombrar al establecimiento de acuerdo a los sucesos de la época o como un homenaje al ingenio o a un famoso, ahora está el café Hard quien sabe qué, o el Charly no sé qué más, o el Divino, caro desveladero con que uno de los nuevos ricos del salinato pretendió cubrirse de gloria eterna.
Los tiempos, es el cambio de estos tiempos.

1 comentario:

Mr cheque dijo...

Con tanta sabiduria, lo de pro-borrachos suena un poco tosco pero ke bien!!! ke chido ke nos recuerdes los nombres tan peculiares ke existen en nuestro pais...

Lo que yo he notado en las pulquerias que existen en el DF es ke sobresale el genero femenino... es de suponerse siendo pulqueria femenino...

Ademas quisiera agregar un nombre de una taqueria que esta sobre Tlalpan cerca de viaducto la cual ingeniosamente se llama... la mata dietas